No importa cuán grande o pequeño sea tu negocio, es importante que te enamores de él. Tu negocio es tu bebé, debes cuidarlo y mimarlo como tal.
Aunque parezca obvio, muchas personas no se enamoran de su emprendimiento. Y esto es un problema porque si no te encantan tus productos o servicios, ¿cómo vas a convencer a otros de que les compren? Si no te apasiona, ¿cómo vas a sobrevivir a los altibajos y seguir adelante cuando las cosas se ponen difíciles?
Enamorarse significa estar dispuesto a invertir tiempo, energía y dinero en él. Significa creer de verdad en lo que estás haciendo y estar dispuesto a luchar por ello.
También debes estar dispuesto a aprender y a cambiar. No importa cuánto sepas sobre tu sector o cuánto hayas investigado, siempre habrá nuevas áreas en que capacitarse. Y eso está bien. De hecho, es algo bueno. Si no estás dispuesto a cambiar o a mejorar, tu negocio se estancará y acabará muriendo.
¿Estas dispuesto a aplicar todo lo anterior y mucho más?